martes, 23 de enero de 2024

La Filología según Nietzsche

«Este prólogo llega tarde, aunque no demasiado tarde. ¿Qué más da, a fin de cuentas, cinco años que seis? Un libro y un problema como estos no tienen prisa. Además, tanto mi libro como yo somos amigos de la lentitud. No en vano he sido filólogo, y tal vez lo siga siendo. La palabra filólogo designa a quien domina tanto el arte de leer con lentitud que acaba escribiendo también con lentitud. No escribir más que lo que pueda desesperar a quienes se apresuran es algo a lo que no solo me he acostumbrado, sino que me gusta, por un placer quizá no exento de malicia. La Filología es un arte respetable, que exige a quienes la admiran que se mantengan al margen, que se tomen tiempo, que se vuelvan silenciosos y pausados. Un arte de orfebrería, una pericia propia de un orfebre de la palabra, un arte que exige un trabajo sutil y delicado en el que no se consigue nada si no se actúa con lentitud.

Por esto precisamente resulta hoy más necesaria que nunca. Precisamente por esto nos seduce y encanta en esta época nuestra de trabajo, esto es, de precipitación que se consume con una prisa indecorosa por acabar pronto todo lo que se emprende, incluyendo el leer un libro, ya sea antiguo o moderno.

El arte al que me estoy refiriendo no logra acabar fácilmente nada. Enseña a leer bien, es decir, despacio, profundizando, movidos por intenciones profundas, con los sentidos bien abiertos, con unos ojos y unos dedos delicados. Pacientes amigos míos, este libro no aspira a otra cosa que a tener lectores y filólogos perfectos. ¡Aprended, pues, a leerme bien!» (Prólogo de Nietzsche a su libro Aurora).



miércoles, 28 de junio de 2023

Presentación de La casona de Clara (ed. Escritura entre las nubes)

 

«El viaje de tu imaginación, sostenido por un trabajo acorde a tus aspiraciones, te lleva hasta donde puedas soportar el vértigo», 

Jorge Armas Davara



Fotografía: Carlos Jiménez


«El patio fue el primer lugar de la casa en estar disponible para su disfrute diario. Las amigas lo dedicaron a compartir el café y las tertulias de las sobremesas, de la misma manera que hizo la abuela desde que sembró sus matas. El consenso se hizo evidente porque las plantas más antiguas, olvidada su hostilidad inicial con las intrusas, en seguida mostraron sus perfiles más amables. Colocarse entre ellas era sentirse arropado por sus ramas, confortado en su fresca calidez, calmado en su sosegante quietud de viejas sabias».

            La abuela Clara plantó las matas de La casona hace más de un siglo, ahora deben de haberse ido a vivir con ella más arriba de la línea del horizonte. O quizá no y se hayan instalado con ella por aquí, en la dimensión de las luces erráticas que algunas noches rodean la casa. La abuela era muy celosa de su patio, puede que vigile cómo lo tratan sus inquilinos actuales. 

            Esta historia se la dedico a la memoria de Clara y de Juan, mis bisabuelos, aunque es pura ficción. Así y todo, cualquier parecido con la realidad no es solo coincidencia. 




viernes, 15 de julio de 2022

Presentación de CasaDores, de Estela Valido (ed. Distrito 93)



Estela Valido es el seudónimo de Ana Joyanes, Miguel Ángel Brito,
Ángeles Jiménez, Teresa Giráldez e Inma Vinuesa

«¿Cuánto pagarías por matar a alguien? ¿Cuánto, por verlo morir?
La crueldad más extrema puede encontrarse a la vuelta de la esquina, en las calles de cualquier barrio de una ciudad cualquiera, tras las paredes de cualquier casa, de cualquier bar.
Todos llevamos un voyeur en nuestro interior. CasaDores te permitirá ver a través de la rendija de la puerta de un almacén o el visor de un fusil las pasiones más abyectas que esconden personas corrientes, el coraje que pueden mostrar seres humillados y acorralados. A través de sus páginas vivirás en primera persona la emoción de la caza, el dolor del desarraigo y la pérdida, el desprecio al extranjero, el terror ante la muerte inminente, la embriaguez que proporciona la venganza Sentirás el frío de aquellos para quieres un ser humano es solo una presa más».

«Se marcha el último cliente del bar CasaDores, pero la actividad no he terminado. La trastienda bulle, se prepara para una noche larga y excitante.
Vidas paralelas. La cara que todo el mundo conoce oculta otra muy distinta: oscura.
Seres perdidos que no encajan en su propia existencia.
Negocios secretos, aficiones innombrables.
La noche acaba de empezar».

Estela Valido es el seudónimo adoptado por los cinco coautores: Ana Joyanes, Ángeles Jiménez, Miguel Ángel Brito, Teresa Giráldez e Inma Vinuesa.
Sus perfiles profesionales son muy diferentes: dos médicas, un farmacéutico, una bioquímica y una fisioterapeuta unidos por la misma pasión, escribir.
Han escrito de manera conjunta varios libros de relatos cortos, como Historias fonendoscópicas, Crónicas del Acojeja o Entrepáginas, junto con otros autores. También han participado en diversas antologías, así como en publicaciones individuales.

viernes, 10 de junio de 2022

Presentación de Puntadas con hilo (ed. Idea)

 

Puntadas con el hilo de las palabras que flotan ajenas a los tiempos y espacios del mundo, aunque incrustadas en cada minuto y en cada lugar que haya habitado el ser humano. Palabras dispuestas a reinventarle al hombre sus andares terrenales para conducirlo a los caminos que transita el espíritu. Palabras mágicas que siempre consiguen crear nuevos senderos, tan reales como los que nos gastan cada día los zapatos. Palabras brujas capaces de repartir conjuros.


Este libro está cosido con las puntadas del hilo de los cuentos, de los relatos que regala la gente en su caminar por la vida, de la suya o de la de otros. Cuentos inventados con esos restos deshilachados escuchados al pasar. Recosidos con las puntadas mágicas que solo pueden dar las palabras.

Los relatos están entretejidos con la vida, empezando por la muerte, que es la que da sentido al resto; la vejez, antesala de la muerte o triunfo de una vida plena; el amor, que todo lo enreda, pero con redes en las que todos deseamos caer; la enfermedad, escollos que nos enseñan a vivir si sabemos leer entre sus líneas; las historias de los pueblos enhebradas por los duendes, o de las comunidades de vecinos; también el desamor, quizá el abono del amor siguiente; y el arcoíris, que cierra este recorrido de matices esperanzados. 

            La idea de hilvanar estos textos surgió en verano, en las sobremesas refrescadas con helados al ron, esas en las que todo es posible. Tardes en las que la brisa que mueve apenas las olas suaviza el bochorno recalentado por el sol salvaje del mediodía. Aires que tratan de retrasar hasta la noche las explosiones de los fuegos artificiales para rendir tributo a la Virgen de agosto. Atardeceres enrojecidos detrás de los tarajales que parecen susurrar nuevas historias. Espacios que nos gustaría retener, pero que se nos escapan porque solo se detienen en sí mismos. Tiempos por los que suspiraremos hasta el siguiente encuentro, siempre puntuales si estamos presentes, si no nos distraemos en una vida sin historias.

           Mis historias son inventos reales como la vida, que también se inventa, juegos malabares con palabras revoltosas, provocadoras de puro artificio. Espero que hagan disfrutar al que se detenga a contemplarlas tanto como me han hecho a mí disfrutar hilándolas.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Presentación de "#EntrePáginas" en la Sala MAC de Santa Cruz de Tenerife

Título: #EntrePáginas
Autores: VVAA
Edita: La Esfera Cultural
ISBN:  978-0-244-09387-7
Páginas: 185
  • Puedes reservar tu ejemplar aquí.
Un libro que ha nacido inspirado en las cosas que aparecen olvidadas o guardadas entre las páginas de los libros viejos y de segunda mano.

"El Libro en Blanco existe en la realidad. Es un espacio literario en Santa Cruz de Tenerife. Allí se reúne, cada  martes, un grupo de escritores que también existe. Ese espacio cuenta con una sección de libros de segunda mano; y en ellos, EntrePáginas, aparecen cosas olvidadas, anotaciones manuscritas, secretos guardados, cartas recibidas y cartas no enviadas... que  han inspirado la antología de relatos que componen este libro."

Veinte relatos, escritos por diez autores, acompañados cada uno de la foto que inspiró cada uno de ellos. 

Autores: Francisco Concepción, Inma Vinuesa, Ana Joyanes, Dácil Martín, Amando Carabias, Ángeles Jiménez, Teresa Giráldez, Miguel Aldai, Ana González Rinne y Miguel Ángel Brito.

De izquierda a derecha los esféricos Miguel Ángel Brito, Dácil Martín, Francisco Concepción,
Inma Vinuesa, Ángeles Jiménez y Ana Joyanes


Puedes ver la presentación en Periscope a través del enlace:

https://www.pscp.tv/SoyFranCCo/1zqJVLlPVpVKB?t=3s




viernes, 15 de septiembre de 2017

Presentación de "Crónicas del Acojeja" en Guía de Isora el 14 de septiembre




Tres escritoras isoranas presentan su obra en las Fiestas Patronales




Las crónicas de un pueblo ficticio del sur de Tenerife en los años 60; un poemario que nació en Facebook y la novela sobre una mujer a quien aguarda un cambio imprevisible. Diferentes visiones de una realidad en las obras literarias de Dácil Carro, Magdalena Martín y Ángeles Jiménez. 
El Ayuntamiento de Guía de Isora ha acogido en el marco de sus fiestas patronales la presentación de las obras literarias ‘Crónicas del Acojeja’; ‘Rosas Amarillas desde el Universo’ y ‘Piel Taína’.
La concejala de Cultura, LoPresentación escritoras isoranas y concejala Lorena Medina_MG_5426rena Medina Mora, explicaba que el consistorio siempre busca un espacio para dar visibilidad a los escritores del municipio, y en este caso “ha sido una feliz coincidencia que este año sean tres mujeres las que presenten sus obras, fruto de un esfuerzo personal que se convierte en medio de expresión de la cultura colectiva y de la historia del municipio”.
‘Crónicas del Acojeja’ es una obra colectiva que recrea el mundo rural en el sur de Tenerife en los años 60, y lo enfrenta con otro mucho más fantástico y original, con numerosos y variados personajes que van apareciendo en el bar ‘Acojeja’, un lugar donde también tiene cabida el sentido del humor. Entre sus autores se encuentra la médico Ángeles Jiménez. Natural del núcleo isorano de Acojeja, Ángeles recrea en su relato, cómo era “la educación de antes”, basándose en las historias contadas por sus mayores y en los recuerdos personales que la autora tiene de doña María y doña Avelita, ambas maestras de la ya desaparecida escuela unitaria de Acojeja.
Dácil Carro, compagina su labor como docente con su amor por la naturaleza, el deporte, su familia y la literatura. ‘Rosas Amarillas desde el Universo’ es su primera novela. Cuenta la historia de María Vega, una chica de ciudad que lleva una existencia de lo más monótona, hasta el día en el que una misteriosa mujer se cruza en su camino. Esta mujer aprenderá a mirar el mundo de otro modo, atreviéndose a abrir puertas desconocidas que jamás imaginó que existiesen. “A pesar de que esta novela no es autobiográfica, para mí también supuso un reto, por el momento en que me encontraba y porque la escribí en cinco días”, afirma Dácil Carro.
El tercero de los libros presentados, ‘Piel Taína’, es el sueño cumplido de  Magdalena Martín Fleitas. La autora, cocinera de profesión, empezó escribiendo versos en Facebook hasta que le animaron  a recopilarlos en un libro. “Este poemario es un viaje por los sentimientos, a través de los estados por los que transita el ser humano desde que nace hasta que muere, y el título tiene que ver con esos procesos de cambio que todos experimentamos”, reconoce Magdalena.

Sala de Usos Múltiples del Auditorio de Guía de Isora














domingo, 3 de julio de 2016

Presentación de “Al norte de abril”, de Claudio Colina, en “El libro en blanco” el viernes 1 de julio


Entramos en el núcleo duro de la Unión Europea gracias a una limpia escalera mecánica que nos eleva desde el vientre climatizado de la estación subterránea hasta un cruce del centro… El tren de cercanías atraviesa, sin sobrepasar la velocidad máxima permitida ni los niveles de ruido establecidos en la normativa comunitaria, arboledas políticamente correctas y pasos a nivel en los que las bicis, vehículos ecológicos que permiten el desarrollo sostenible, esperan su turno.
Así comienza Claudio sus veintiséis relatos hiperrealistas, secos, afilados, pero con muchas aristas para investigar, que toma su sugerente título de uno de ellos, “Al norte de abril”, aunque también podría haberlo tomado de este otro, “Bolas, esferas, líneas”, en alusión al mundo esférico sin principio ni fin, al mundo globalizado del Estado del Bienestar, con el que hace un juego de bolas a lo largo de todo el libro. El mundo del delirio de lo políticamente correcto, sin aristas: mi consejero me ha dicho que debo alejarme de los lugares con aristas. Un mundo en blanco en el que los matices vienen siempre del exterior, de los extranjeros, distintos, árabes, sudamericanos: todo trenzas azabache y sonrisa amable de unos andinos en una estación de tren.
Claudio nos muestra su particular viaje por varias ciudades europeas, Frankfurt, Dublín, Ámsterdam, Bruselas, Londres, Lisboa, Edimburgo o Reikiavik, todas ciudades del núcleo duro del Estado del Bienestar, para hacernos la aparente propuesta de visitar Canarias con ojos europeos, con la mirada globalizada de los ciudadanos comunitarios, porque no somos tan ultraperiféricos.
 Apareció el camarero, un magrebí delgado y moreno, con un bigote perfilado como un paréntesis… le pedimos unas Jupiler del tiempo (frías), pero notamos que el hombre se quedaba de pie junto a la mesa, como aguardando más órdenes. ¿Sucede algo?, le preguntó el agente en francés imperfecto. Y respondió, en imperfecto español, que bienvenidos a Bruselas, que se alegraba de encontrarse con un grupo de españoles, que era un sahariano emigrado a Fuerteventura y que había sido camarero en Las Galletas antes de instalarse en las tierras del frío con sus primos.
La deliciosa descripción de “El cruce de Arinaga” forma parte de una segunda propuesta para observar con otra mirada diferente, desglobalizadora, escondida detrás de lo visible según la normativa vigente:
Luego, entre badenes suaves y casas sin pintar, encontramos una carretera que miraba hacia el sur. Una carretera que empieza con la sequedad de los colores pardos, va ensanchándose luego hacia los ocres, y es dominada, cuando se adentra en los llanos sureños, por un amarillo cada vez más intenso. El cruce de Arinaga. Ella mira a derecha e izquierda, con los ojos entornados por el sol y las ventanillas del coche subidas para evitar el viento arenoso, en este lugar que no tiene nombre propio sino etiqueta de tránsito, de pasaje, de viaje a otra parte. Aceras anchas a medio pavimentar, bares de piscolabis y más viento arremolinado sobre las azoteas irregulares, rematadas a mano con bloques descarnados. Pero el amarillo es más intenso allá, a lo lejos, hacia la costa, entre las naves industriales que parecen implantes forzosos en la piel de la tierra, donde el océano corta de un tajo azul el color de la arena.
Y como máximo exponente de la globalización, el conductor del autobús había alcanzado el nirvana a través del pensamiento único: silbaba la cancioncilla del verano, impuesta a fuerza de billetes por los Cuarenta Demenciales; así como el recién empleado Yo mismo acababa de ser globalizado, era consciente de ello, y empezaba a notar las mutilaciones del pensamiento único en el mismísimo trigémino. Una sensación insípida, pero presente. […] Una empresa franquiciada especializada en la selección de personal había aceptado mi ridículum vitae para una multinacional del ramo de los desayunos, que me ofrecía un salario infinitesimal cual dosis homeopática y una gran libertad de movimientos en el marco del organigrama de la empresa, es decir: que un día trabajaría aquí, y otro allá.
            En ese instante me di cuenta de que el ochenta por ciento de las cosas que hago a lo largo del día no tienen ningún significado personal. […] A las seis de la mañana me despertó un resplandor. Salí del saco de dormir para subirme a una roca salpicada por las olas y contemplar el latido potente y mudo del faro de Rasca, la ráfaga que barre las incertidumbres de los viajeros. No de todos, solo del ochenta por ciento de ellos. El veinte por ciento restante prefiere seguir viviendo sus incertidumbres.
            Quizá en ese veinte por ciento esté incluido el café que borbotea en la cafetera de aluminio a las seis menos diez de la mañana está más vivo que el preso que espera frente a la puerta de la cárcel el día en que se cumple su condena. Por la tarde es mejor tomarse un café con leche.
            No puede evitar Claudio hacer un guiño al glaciarólogo profesor de su novela “Escaleno” en el relato “Fito y las burbujas”: En el hielo viejo de los glaciares han quedado atrapadas burbujitas del aire que se respiraba en la Tierra hace miles de años. Burbujas de atmósferas pretéritas aprisionadas como bocanadas en miniatura de una brisa de cuando no existía el tiempo, porque el tiempo no se medía.
            Por ahí se debatió sobre la irrealidad del tiempo y de que, en definitiva, el tiempo no existe, existe lo que hacemos con él.
            Y de ahí pasamos a si la realidad existe de verdad o nos la inventamos, si los relatos de Claudio son en realidad crónicas o de verdad ficción. Él no lo dejó del todo claro, nos remitió a la frase de Luis Aguilera con que nos introduce en su libro: Tenemos la necesidad de mentir porque partimos siempre de la convicción de que no se nos va a creer.

            Cada uno de nosotros sacó sus propias conclusiones, o quizá no. Les invito a que saquen las suyas leyendo los relatos en el veinte por ciento del tiempo que dediquen a navegar entre las incertidumbres del vivir.